En mi ENSUEÑO SOÑADO

ME OLVIDÉ DE TI

lunes, 21 de noviembre de 2011

Cuernos





Hoy me levanté temprano, me vestí lentamente, agarré mi casco y mis guantes, me fui silenciosamente al garaje, arranqué la moto y procedí a sacarla a la calle. Al salir me encontré una lluvia torrencial, toda la calle inundada y un ventarrón helado que soplaba al menos a unos 100 km/h .Volví a meter la moto en el garaje, puse la radio y me enteré de que el mal tiempo iba a durar todo el día. Entré de nuevo en mi casa, me desvestí silenciosamente y me deslicé dentro de la cama. Despacito me acurruqué contra la espalda de mi mujer, y le susurré al oído: ¡El tiempo afuera está horrible! Ella acariciándome, me contestó medio dormida:
“Ya lo sé. ¿Te puedes creer que el gilipollas de mi marido se ha ido en moto?”

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Gilipolleces.

¿Sabes de dónde viene la palabra gilipollas?
UNA LECCIÓN DE HISTORIA Y DE LINGÜÍSTICA

En Madrid hay una calle llamada de Gil Imón, haciendo de travesaño entre el
Paseo Imperial y la Ronda de Segovia, para más señas. Es una calle dedicada
al que fue alcalde de la capital, D. Gil Imón, en los tiempos en que el
duque de Osuna organizaba sus célebres bailes, a los que acudía la alta
sociedad, para poner en el escaparate familiar a jovencitas de la buena
cuna, como oferta casadera. A las damitas de entonces se les aplicaba el
apelativo de "pollas", que en el Diccionario de la Real Academia Española
(DRAE) llevan, como sexta acepción, figurada y familiarmente, el
significado de jovencitas, algo que hoy prácticamente se ignora. La polla
de entonces no tenía nada que ver con el significado de morbosas
connotaciones por el que ha sido sustituido ahora.

El tal Don Gil era un personaje de relieve (la prueba está en que tiene
dedicada una calle) y su nombre aparecía frecuentemente en los ecos de
sociedad de las revistas del corazón de la época. El hombre se sentía
obligado a responsabilizarse de sus deberes familiares, como buen padre.
Tenía dos hijas en edad de merecer, feúchas, sin gracia, y bastante poco
inteligentes. Y se hacía acompañar por ellas a absolutamente todos aquellos
sitios a los que, invitado como primera autoridad municipal, tenía que
acudir.

-¿Ha llegado ya D. Gil?

-Sí, ya ha llegado D. Gil y, como siempre, viene acompañado de sus pollas.

Mientras D. Gil se encargaba de atender las numerosas conversaciones que su
cargo de alcalde comportaban, sus pollitas iban a ocupar algún asiento que
descubrieran desocupado, a esperar a que algún pollo (o jovencito) se les
acercase, cosa que nunca sucedía. La situación, una y otra vez repetida,
dio lugar a la asociación mental de tonto o tonta con D. Gil y sus pollas.

¿Cómo describir esa circunstancia tan compleja de estupidez?
 Los imaginativos y bien humorados madrileños lo tuvieron fácil: para
expresar la idea de mentecato integral e inconsciente ¡Ya está!: Gil
(D.Gil)-y-pollas (las dos jovencitas hijas suyas) = gil-i-pollas.
Cundió por todo Madrid, que compuso esta palabra especial, castiza, nacida
en la Capital del Reino y, después exportada al resto de España, ganándose
a pulso con el tiempo el derecho de entrar en la Real Academia Española.


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Infidelidad


En  una pequeña ciudad del interior, una mujer entra en una farmacia y habla  con el farmacéutico:

-      Por favor, quiero comprar  arsénico.

- Pero... no puedo venderle eso... Cuál es la  finalidad?

- ... Matar a mi marido!!

- Peor, para ese  fin.... no se lo puedo vender!!!

- La mujer abre el bolso y le  muestra una fotografía del  marido, follando con la mujer del  farmacéutico.

   

- Ah bueno!... con receta ya es otra cosa !!



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