Un catalán está muriéndose de viejo en la
cama. Ya agonizando llama su hijo y, sacando un reloj de oro y brillantes de
debajo de la almohada, le dice:
- Este reloj lo compró tu tatarabuelo. De
él, pasó al bisabuelo. De él, al abuelo De él, a mi padre y de mi padre a mí.
¿Te gusta el reloj?
-Bueno, padre. No es el momento, pero sí,
me gusta.
- ¡Te lo vendo!
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