EL PÁRROCO.
Un buen día, el párroco de un pueblo se encontró indispuesto con unos fortísimos dolores abdominales. Dado el grave estado en el que se encontraba, le trasladaron a la residencia, donde fue intervenido con urgencia.
Mientras el cura se
encontraba dormido por los efectos de la anestesia, en la habitación de al lado
una joven madre soltera daba a luz un precioso retoño. Desgraciadamente, la
joven madre murió y el equipo medico se planteo qué hacer con el niño.
-'Bueno, cuando vuelva al pueblo, diré que
es hijo de una hermana mía que ha fallecido y yo me haré cargo de
educarlo'.
El párroco volvió así al pueblo y contó su historia. No sin algún recelo, los habitantes del pueblo se acostumbraron a ver a partir de aquel día al nuevo vecino que fue bautizado con el nombre de Juan.
Pasaron los años y el cura se hizo muy
mayor. Cuando Juan contaba 25 años, el cura enfermo y, en su lecho de muerte,
dijo:
-'¡Que venga Juan! !Que venga Juan!'. El joven corrió al lado del cura: -'¿Que quiere tío?', El cura, haciendo acopio de valor le dijo: -'Mira Juan, tengo un gran secreto que contarte, y antes de morir debo decírtelo...'. Juan interrumpió al párroco y le dijo:
-'Tranquilo tío, no hace falta, desde hace años ya
me he imaginado que en realidad es usted mi padre'.
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En mi ENSUEÑO SOÑADO
ME OLVIDÉ DE TI
domingo, 30 de septiembre de 2012
Cura
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