El médico atiende a un viejecito millonario
que había comenzado a usar
un revolucionario audífono:
- Y entonces, señor Almeida, ¿le está resultando bien su nuevo aparato?
- Si, por fin puedo oír con claridad.
- ¿Y a su familia le gustó?
- Pues todavía no se lo conté, pero ya cambié mi testamento tres veces.
Queda totalmente prohibido quedarse con los chistes, los demás también tienen derecho a reír.
un revolucionario audífono:
- Y entonces, señor Almeida, ¿le está resultando bien su nuevo aparato?
- Si, por fin puedo oír con claridad.
- ¿Y a su familia le gustó?
- Pues todavía no se lo conté, pero ya cambié mi testamento tres veces.
Queda totalmente prohibido quedarse con los chistes, los demás también tienen derecho a reír.
Reírse
mucho, está demostrado que es muy sano para tu salud.
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