Una vez entré a una consulta y me acerqué a la secretaria
- muy poco simpática -
- Buenos días, señorita!
- Buenos días, señorita!
La Secretaria me dijo:
- Buenos días, señor, ¿por qué quiere ver al Doctor ?
- Tengo un problema con mi pene, contesté
- Buenos días, señor, ¿por qué quiere ver al Doctor ?
- Tengo un problema con mi pene, contesté
Como algunos se rieron, la Secretaria se irritó y me dijo:
- Usted no debería decir cosas como esas delante de la gente.
- ¿Por qué no ? ... usted me preguntó qué me pasaba y se lo dije,
- Usted no debería decir cosas como esas delante de la gente.
- ¿Por qué no ? ... usted me preguntó qué me pasaba y se lo dije,
La Secretaria - sonrojada - me dijo :
- Podría haber sido más disimulado y decir por ejemplo que tenía irritado el oído. y discutir el problema con el Doctor más tarde y en privado.
- Podría haber sido más disimulado y decir por ejemplo que tenía irritado el oído. y discutir el problema con el Doctor más tarde y en privado.
Y yo le contesté :
- Y Ud. no debería hacer preguntas delante de extraños, si la respuesta puede molestar. ”
- Y Ud. no debería hacer preguntas delante de extraños, si la respuesta puede molestar. ”
Entonces, sonreí, salí y volví a entrar :
- Buenos días, señorita!
- Buenos días, señorita!
La Secretaria se sonrió socarronamente y preguntó:
- ¿¿Sí??
-“Tengo problemas con mi oído"
- ¿¿Sí??
-“Tengo problemas con mi oído"
La Secretaria asintió y se sonrió, viendo que había
seguido su consejo y me volvió a preguntar :
- Y… ¿qué le sucede a su oído, señor?”
- Y… ¿qué le sucede a su oído, señor?”
- "Es que me arde al mear, Señorita”.
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