El día que pasé a la Reserva, me sentí el hombre más feliz del mundo, por fin podría vivir sin madrugar. Pero mi mujer pensaba otra cosa y ya el primer día, subió la persiana a las 8.
- Arriba que tengo que hacer la cama.
Cagonmisombra, las 8 y ya tenía que hacer la cama. Fui para el salón, me tiro en el sofá y dice:
- ¡¡¡Qué haces ahí “tirao”!!! Levanta que tengo que pasar el aspirador. Qué... ¿piensas pasar toda la reserva “tirao” en el sofá?
Toda la Reserva,…. ¡¡Si era el primer día!!
Para no discutir me fui a dar un paseo, me junte con más compañeros y ahora somos unos… 23. Vamos todos juntos. A las 9 ya no hay quien ande, “ta petao” de gente. Así que empezamos a madrugar cada vez más y ahora ya nos levantamos a las 5 y media,… ¡¡pa poder caminar tranquilos!!
Vuelvo a casa, me aseo y al volver a salir, ya desde el primer día, me dice:
- A la que vienes tráete el pan, anda, cariñín…
Luego fueron los tomates, las patatas... To lo que se la olvidaba a ella. Ayer me hizo encargado general de compras.
Ahora tengo que hacer la compra y quiere que gaste poco, así que: el azúcar voy a comprarlo al Lidl, el aceite en Mercadona, el detergente en Prica, la fruta al chino, y los yogures en Dia.
A los amigos míos les pasó lo mismo y como somos reservistas, que no tontos, nos separamos en grupos y vamos cada grupo para un lado, para ganar tiempo, luego repartimos las cosas y hacemos cuentas.
A las 11 nos toca la revisión de obras, tenemos controladas 18. Vamos “payá” y nos apalancamos los 23 para un lado de la obra. En el centro, que es el mejor sitio, no podemos ponernos, eso está reservado para los retirados, los más antiguos…
Ayer un jubilado de banca dijo que estaban
mal puestos unos ladrillos, ¡¡se armó la de Dios!!
En el grupo mío hay uno que fue albañil y
dijo:
- Tú que sabrás..., faltoso, si siempre estuviste en el banco calentando la silla. Lo sabré yo, que soy albañil.
Y dijo otro:
- Que soy no..., dirás que fuiste.
- Es lo mismo, eso nunca se olvida. Es como montar en bici.
A las 6 ya me están llamando, la mujer y la hija, para ir de cursillos.
- ¿Qué pasa? ¿Vas a estar prejubilado sin hacer nada? ¡¡Se te atrofia la cabeza!!
Así que: lunes y miércoles tengo internet, martes y jueves, encaje de bolillos y el viernes,… el viernes, baile.
A las 10, después de cenar, me siento en el sofá y caigo frito. Es entonces cuando siento un codazo en el hombro…
- ¡¡Venga, vete para la cama que ya estas roncando!! No, ¡¡si debes estar “derrangáo” de estar todo día sin hacer nada!!
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